¡Cómo está el servicio! - Clip 4
Este clip de la película ¡Cómo está el servicio! de 1968 es una película que nos va quedando lejos en el tiempo ¡Yo tenía entonces un año!. Cincuenta y tres años después de su estreno, con la perspectiva que da el tiempo y el conocimiento de esa generación, que corresponde con la de mis padres, podemos ver con claridad algunas cosas. La aspiración de esa generación era ¡Ser una señora! "Yo soy una señora casada, educada, correcta y decentísima" dice la protagonista mientras la pared del fondo está decorada con una docena de cornamentas, y continúa diciendo "Y me acuerdo del padre del que no me lo reconozca"
La aspiración, ser una señora casada, educada, correcta y decentísima, se vuelve cómica al salir de la boca de un ex-corista del Pasapoga, un cabaret de la época. Lo más probable es que por su trabajo, por sus andares y manera de hablar, de pasearse por la casas sin sujetador, la protagonista fuese una antigua trabajadora sexual. Se casa con un americano "Mi marido, un sargento americano, culto, formal, aseado ¿Qué es un poquito negro? lo admito". En aquella época esta frase hacía gracia porque todo el mundo estaba de acuerdo en que casarse con un americano era algo en principio deseable, pero al ser negro, de repente, la envídia se tornaba en mofa. De hecho, ella presume de un ramo de novia de 4 kg de azahar que le regalaron sus compañeras de Pasapoga "Siempre he creído que en chufla". La frase hace referencia al blanco en contraposición a su marido negro y también al hecho de que trabajando en la prostitución, un ramo de 4 kg de una flor asociada con la pureza tenía un tinte marcado de burla.
Frente a esta "triunfadora", que el guionista se encarga de ridiculizar con un americano negro y sus aspiraciones a la decencia procediendo del mundo de la prostitución, se encuentra la mujer pobre que no le queda más remedio que acatar las órdenes displicentes de la ahora señora porque trabaja en el servicio doméstico. Una mujer pobre a la que su patrona, la "señora", le afea que vea hombres, aunque sea su primo por que la suya es "una casa decentísima".
Ser una señora decente
¿Por qué era tan importante?. En aquella época la manera de estar "dentro" y no estar "fuera" de la sociedad estaba dictado por la moral católica. Si eras mujer y tenías dinero pero no eras decente entonces eras una paria, socialmente eras invisible. No bastaba tener dinero, tenías que estar en sociedad. Si no lo hacías había miles de maneras de invisibilizarte, de apartarte, de marginarte.
Mientras tanto, el humor, aunque fuese de alguien tan casposo como el director de la película, Mariano Ozores, se encargaba de mostrarnos lo ridículo de sus anhelos, de una manera simple, rápida y elegante.
Hoy la decencia es luchar contra los micromachismos, la interseccionalidad o la ecología espiritual
En este artículo nos lo explican muy bien. Hoy ser decente ya no tiene que ver con ser casto, temeroso de Dios, cumplidor de las directrices de nuestra Santa Madre Iglesia. Ser decente es exhibir tu pulcritud moral: feminismo, animalismo y otros muchos ismos. ¿Luchan por algo noble? no, solo buscan hacer ostentación de su estatus, al fin y al cabo, para dedicarle tiempo a ese tipo de luchas debes de estar libre del miedo de perder tu trabajo (porque tu trabajas para ellos), de no poder pagar la hipoteca. Luchan también para alimentar su ego y de paso recordar al mundo quien manda aquí. ¿Qué le dice la señora a la criada? que no traiga hombres a esa casa que esa es una casa decente.
Ana Botín, presidenta del Banco de Santander, se considera feminista, y nos exhorta a serlo. Su banco, que ha sido rescatado con dinero público, sin embargo, cuando no puedes pagar la hipoteca, te echan a la calle, y da igual que seas mujer. Ok, lógico, dirán algunos. Lo cierto es que se quedan con la casa pero el que se queden con la casa, a pesar de lo que ya hayas pagado de su valor, es que además lo que te queda por pagar sigue vigente. En EEUU, cuando el banco se queda con la casa te quitan la deuda que tienes con ellos. En España no.. Ahora te han quitado la casa pero no la hipoteca. El banco siempre sale ganando, y si le va mal, le damos dinero público. El título del artículo de Ana Botín es "Por qué me considero feminista y tú también deberías". ¿Y qué más debería? ¿Dígame? ¡Señoraaaaaa!
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