miércoles, 25 de diciembre de 2019

Corona de oro de Arquímedes

El problema de la corona de Hierón resuelto por Arquímedes es un ejemplo clásico de como los griegos explicaban conceptos complejos mediante mitos.

En el siglo III a.C., el rey Hierón II gobernaba Siracusa. Pidió a un orfebre que le crease una corona de oro, para lo que le dio un lingote de oro puro. Una vez el orfebre hubo terminado, le entregó al rey su deseada corona. Entonces las dudas comenzaron a asaltarle: La corona pesaba lo mismo que un lingote de oro, pero ¿y si el orfebre había sustituido parte del oro de la corona por plata para engañarle?

Ante la duda, el rey hizo llamar a Arquímedes. Arquímedes, desde el primer momento, supo que tenía que calcular la densidad de la corona para averiguar así si se trataba de oro puro, o sin embargo contenía algo de plata. La corona pesaba lo mismo que un lingote de oro, así sólo le quedaba conocer el volumen, lo más complicado. El rey Hierón II estaba contento con la corona, y no quería fundirla si no había evidencia de que el orfebre le había engañado, por lo que Arquímedes no podía moldearlo de forma que facilitara el cálculo de su volumen.

Un día, mientras tomaba un baño en una tina, Arquímedes se percató de que el agua subía cuando él se sumergía. En seguida comenzó a asociar conceptos: él al sumergirse estaba desplazando una cantidad de agua que equivaldría a su volumen. Consecuentemente, si sumergía la corona del rey en agua, y medía la cantidad de agua desplazado, podría conocer su volumen.

Sin ni siquiera pensar en vestirse, Arquímedes salió corriendo desnudo por las calles emocionado por su descubrimiento, y sin parar de gritar ¡Eureka! ¡Eureka!, lo que traducido al español significa ¡Lo he encontrado!. Sabiendo el volumen y el peso, Arquímedes podría determinar la densidad del material que componía la corona. Si esta densidad era menor que la del oro, se habrían añadido materiales de peor calidad (menos densos que el oro), por lo que el orfebre habría intentado engañar al rey.

Problema resuelto:
 
Solución para el lingote C:
Hoy en día nadie se acuerda de Hierón y su corona seguro que fue fundida. Nos queda, sin embargo, el recuerdo de la excitación de Arquímedes en la palabra ¡Eureka! está asociada a esa excitación del científico cuando encuentra la solución de un problema.

Gracias a José Alberto Ramírez y Hégira Ramírez Padilla por la resolución tan elegante del problema