Encuentran pruebas de que las historias orales que los aborígenes australianos son ciertas. Algunos de los relatos se remontan a hechos que ocurrieron hace 10.000 años. La razón de que se haya mantenido durante tanto tiempo es porque esas personas consideran que esos hechos los definen como grupo. El conocer lo que ocurrió hace 10.000 años sirve para que ellos sepan de dónde vienen, quienes son y a dónde van.
El relato oral más antiguo (14.000 años) del mundo es cierto. Ocurrió en Canadá, una tribu relató durante 14000 años que habían vivido en una isla cuando el continente estaba completamente helado. Esto nos indica dos cosas: que la memoria es importante y que la vida en Canadá es tan aburrida que lo único salientable que le ha ocurrido a esa tribu ocurrió hace 14000 años.
Estamos rodeados de mensajes. La publicidad nos bombardea con campañas de brilli brilli tratando de deslumbrarnos, de preocuparnos, de que, en fin, consumamos. El tiempo es juez y todos esos mensajes se desvanecen de un día para otro. Lo que perdura es aquello que se cuenta en la intimidad de tus seres queridos, de noche, frente al fuego, o debajo de una higuera. Esto es lo que contaba el premio Nobel José Saramago en su discurso de aceptación del premio: él se hizo escritor escuchando las historias que le contaban sus abuelos debajo de una higuera.
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