La peruana Ángela fue abandonada por su novio en un parque de Majadahonda: tuvo que recurrir a la prostitución y asegura que ejerce el oficio con dignidad: «Nuestro consentimiento no es de segunda categoría». Ella ha creado la Plataforma Stop Abolición: Pincha aquí.
El drama de Ángela estriba en que los derechos colectivos se ponen por encima de los derechos individuales. ¿Qué quiere decir esto?. No soy experto en leyes pero buscaré a algún experto para que me aclare este punto desde un punto de vista profesional. Independientemente de mi falta de conocimiento sobre filosofía del derecho si que puedo razonar. Pensemos en el derecho al aborto.
Cuando el aborto era ilegal en España, me acuerdo de un debate televisivo en el que había personas a favor y en contra. En contra del aborto estaba Herrero de Miñón, un abogado conservador que fue una de las siete personas que participó en la redacción de la Constitución Española de 1978. Hubo un momento en el que Herrero de Miñón dice: "A Ud su cuerpo no le pertenece" Todo el mundo se quedó estupefacto. Estaba diciendo la verdad. Si el aborto es ilegal eso quiere decir que tu cuerpo no te pertenece.
Esa españa se puede abortar legalmente desde 1985. Vemos en la gráfica de abajo como la sociedad española ha ido cambiando dramáticamente su sentido de religiosidad.
La prostitución, que antaño era considerada un pecado, básicamente porque la sexualidad estaba interpretada desde la moral religiosa, ahora ha dejado de serlo. Ha cambiado la manera en la que nosotros interpretamos lo que es correcto o incorrecto. El cuerpo sigue siendo el mismo. Es tu territorio, es ese espacio que le pertenece a la persona... STOP ¿Le pertenece a la persona?. La reciente polémica sobre la abolición de la prostitución vuelve a poner esta pregunta en el candelero. Que la sociedad debe de reaccionar contra la trata de personas es algo en lo que todos estamos de acuerdo. Se ha tardado mucho en tomar medidas contra las mafias y los proxenetas, contra los "empresarios" del "entretenimiento de adultos". Sin embargo, aquellas prostitutas que desean comercializar su propio cuerpo ven como se vulnera su derecho. Con la nueva ley se les dice que no pueden vender sexo porque va en contra de la dignidad de la mujer. De nuevo se pone el derecho colectivo sobre el derecho individual. Tiene razón Ángela cuando dice que «Nuestro consentimiento no es de segunda categoría».
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