Me encanta el programa de radio de Victoria y Carolina "Estirando el chicle", y no solo a mí es un programa que está arrasando. Es la primera vez que veo mujeres humoristas cómodas. Quizás la principal razón es que no suelen invitar a hombres.
El cuñado, ese ser molesto
Lo competitivo de los hombres se manifiesta de manera clara en los hijos y hermanos políticos. Son los cuñados eses seres que tienen que saber de todo en las comidas familiares. Las cuñadas no son tan cargantes, la verdad. Es como si tuviesen que marcar territorio, demostrar dominancia en un medio, la familia política, que es una estructura familiar que te tolera pero que difícilmente sentirá por ti lo mismo que por los miembros de sangre.
Los hombres en ambientes femeninos tienen que hacerse notar, son elementos que entran al choque. Los únicos hombres que se toleran en ambientes femeninos son los de la propia sangre. Yo lo se porque me crié en un ambiente en el que había una abuela, mi tía Pacita, mi madre y mis dos hermanas. Por eso mi padre ejercía, en mi persona, una influencia que compensaba y permitía que yo pudiese ser varón. No se si otras culturas los géneros están tan polarizados como en la cultura latina, en la cultura mediterránea. En el programa "Ilustres ignorantes" conducido por Javier Coronas, Javier Cansado y Pepe Colubi, las invitadas femeninas están siempre opacadas. Es muy difícil que una mujer destaque entre tanto hombre. Por eso es tan salientable "Estirando el chicle". Han conseguido que cierto discurso y cierto humor femenino, que yo conocía de cuando era pequeño, aparezca en los medios de comunicación. No creo que sea casualidad que Carolina sea gallega. Las mujeres en Galicia tienen más poder en las familias que en otros lugares de la península. Además, el padre de Carolina no vivía en la casa y ella se crió con su madre y su abuela. Ella es bisexual aunque ahora tiene un relación en exclusiva con una chica.
En el único programa en el que he visto un chico, Iggy Rubín, que es amigo de Carolina, la presentadora gallega, el tipo lo único que hace es retar a Victoria. ¿Por qué lo hace?. En los comentarios se ve que todo el mundo se dado cuenta de ello.
Nos respetamos entre nosotros, las ninguneamos a ellas
Quizás porque tenía hermanas, me resultaba molesto observar como cuando hablaba un hombre los demás hombres lo escuchaban. Cuando hablaba una mujer solían interrumpirla. En Ecuador también sucede algo similar. A mi me daba rabia. Me sigue dando. En los programas de humor que suelo ver, que suelen ser españoles, esta regla también se da. El resultado es que la humorista tiene que ser una kamikaze para poder hacerse respetar. Cuando digo kamikaze en esa palabra... soy impreciso porque lo que ocurre es que la humorista tiene que mimetizarse en el discurso masculino, volverse agresiva y competitiva para ser "respetada" por los señoros humoristas.
La terapia como humor
Me encanta como Victoria es capaz de transmitir su personalidad sin tapujos. Es muy difícil lo que hace. Me fascina cuando dice que ella es capaz de "lamerle el culo" a alguien a la que ella le cae mal solo para gustarle. Me gustaría saber más de psicología, pero estoy convencido que lo mismo que un narcisista es alguien con un patrón de comportamiento determinado, aquellos niños o niñas que se crían con un progenitor narcisista, son troquelados de alguna manera por el comportamiento narcisista. Hay algunos psicólogos que a éstos les llaman dependientes. Victoria sería dependiente. El humor es una forma de desactivar esa dependencia. Lo gracioso es verlo expuesto sin tapujos. Nos hace gracia aquello que siempre se aparta de la norma.
Escaparse de la tiranía de ser bonita
Carolina especialmente ha decidido escapar de la tiranía de ser bonita, de tener que valorarse para saber en que parte de la escala de deseabilidad se sitúa ella. Una sabia decisión. De alguna manera arrastra a Victoria y parece que le sienta bien. El escaparse, el quitarse la faja, es un acto que abre la puerta a ser una misma, a hablar por boca de todas. Es revolucionario en el sentido que nos muestra que la felicidad no está en como nos valoran los demás. Que podemos ser queridos siendo como somos. ¡Qué cliché! lo reconozco, pero aquí se nota que funciona porque la comedia, el humor se mueve bien en este terreno. Es la autentica prueba del algodón. Si después de pasar el algodón por una superficie está blanco... es que la superficie estaba limpia.