Sebas Cattán, actor y autor teatral, quiteño, es también profesor de teatro. Le planteó el ejercicio perfecto a sus alumnos : vayan a sus casas y inviten a sus allegados a una comida familiar. Preparen mal la comida a propósito. Demasiado salada, medio cruda, los sabores mal mezclados... Y después enfréntense al resultado
Me pareció un ejercicio perfecto. Normalmente nos centramos en lo correcto. Nunca ponemos el acento en lo incorrecto.
Durante la Segunda Guerra Mundial el ejército de los EEUU encargó un estudio para reforzar aquellas partes de los aviones que recibían más disparo. Se referían a los aviones que llegaban a aterrizar después de recibir los impactos. Un matemático se dió cuenta que la pregunta estaba mal formulada. No era X, era 1-X lo que había que reforzar. Aquellas partes que no tenían impactos al aterrizar era porque habían sido letales para el aparato.
Se hace demasiado hincapié en los éxitos en esta sociedad del rendimiento. A veces deberíamos también ver nuestros fracasos. Nuestros fracasos suelen estar ocultos. Decimos qué canción nos gusta porque estamos orgullosos de ella porque habla bien de nosotros. Pero ¿A qué hay algunas canciones que nos gustan de las que nos sentimos avergonzados de que nos gusten?. De nuestros fracasos no hablamos pero ellos dicen mucho de nosotros. ¿Por qué fallamos? ¿Por qué si somos dependientes siempre nos buscamos amigos narcisistas? No se contestan estas preguntas buscando en aquello que hacemos bien sino en aquello que hacemos mal
Si reforzamos aquello en lo que fallamos podremos llegar más lejos. Al fin y al cabo la vida es finita y llegar es importante, como dice la canción de El Rey:
"Me dijo un arriero que no hay que llegar primero pero hay que saber llegar"
No hay comentarios:
Publicar un comentario