Sebas Cattán, actor y autor teatral, quiteño, es también profesor de teatro. Le planteó el ejercicio perfecto a sus alumnos : vayan a sus casas y inviten a sus allegados a una comida familiar. Preparen mal la comida a propósito. Demasiado salada, medio cruda, los sabores mal mezclados... Y después enfréntense al resultado
Me pareció un ejercicio perfecto. Normalmente nos centramos en lo correcto. Nunca ponemos el acento en lo incorrecto.
Durante la Segunda Guerra Mundial el ejército de los EEUU encargó un estudio para reforzar aquellas partes de los aviones que recibían más disparo. Se referían a los aviones que llegaban a aterrizar después de recibir los impactos. Un matemático se dió cuenta que la pregunta estaba mal formulada. No era X, era 1-X lo que había que reforzar. Aquellas partes que no tenían impactos al aterrizar era porque habían sido letales para el aparato.
Se hace demasiado hincapié en los éxitos en esta sociedad del rendimiento. A veces deberíamos también ver nuestros fracasos. Nuestros fracasos suelen estar ocultos. Decimos qué canción nos gusta porque estamos orgullosos de ella porque habla bien de nosotros. Pero ¿A qué hay algunas canciones que nos gustan de las que nos sentimos avergonzados de que nos gusten?. De nuestros fracasos no hablamos pero ellos dicen mucho de nosotros. ¿Por qué fallamos? ¿Por qué si somos dependientes siempre nos buscamos amigos narcisistas? No se contestan estas preguntas buscando en aquello que hacemos bien sino en aquello que hacemos mal
Si reforzamos aquello en lo que fallamos podremos llegar más lejos. Al fin y al cabo la vida es finita y llegar es importante, como dice la canción de El Rey:
"Me dijo un arriero que no hay que llegar primero pero hay que saber llegar"
El personaje Hans Landa es un manipulador narcisista en grado sumo. Un psicópata sin empatía por los demás. Centrado en si mismo encara las situaciones como una partida en la que él siempre tiene que ganar. Estuve saliendo con alguien a la que le encantaba este personaje. En sus palabras "estaba enamorada de él". Con el tiempo me di cuenta de que esta chica era muy narcisista. Es lógico que Hans Landa le pareciese atractivo. ¿Por qué no me di cuenta en aquel momento de que era muy raro que a alguien le gustase un psicópata?. Esa chica, cuando vio la película "Lo que el viento se llevó se sintió identificada con Scarlett O'Hara, la protagonista
Y si, lo que vale para los prejuicios raciales, homofobia... también vale para la alienación parental
Quizás por que nuestros comportamientos están regidos por diagramas de flujo, como los programas de computadora. Importa el input y el output. Relativamente. Como esté construído ese diagrama puede sesgar los outputs. Lo que más afecta a la arquitectura de esos diagramas de flujo son los aprendizajes tempranos. Madres, abuelos, padres... lo que nos enseñan cuando somos pequeños se convierte en los cimientos sobre los que construímos el resto de nuestra personalidad. Muchas veces, en el caso de malos aprendizajes, nos pasamos el resto de nuestra vida tratando de desaprender, de rehacer nuestros esquemas de valores para ser personas operativas en la sociedad y en el tiempo en el que nos ha tocado vivir.
A nivel cultural los valores ancestrales siempre tienen un valor emocional. Los nacionalismos han sabido explotar esta emocionalidad ligado a valores atávicos. En Ecuador esto se ve muy bien porque una sociedad mestiza se emociona íntimamente con valores indígenas. Desprecian muchas veces su cultura latina, mediterranea, católica, blanca, aunque se expresan el 99.99999% de las veces en ese idioma procedente del latín. Sin embargo, el choclo, algunas palabras kichwas, los rostros indígenas... son elementos profundos, ocultos y que no se cuestionan. Es el valor de lo primigenio que se interpreta como verdadero.
Lo que nos enseñan las abuelas, las madres... va con nosotros para el resto de la vida. Otra vez lo latino: los hombres tienen el poder fuera de las casas y las mujeres dentro de ellas, en el seno familiar. Sin embargo, no por ser ancestral, primigenio, aprendido en la infancia, ese conocimiento tiene que ser verdadero. Descubro con los años la cantidad de reacciones que tengo que son aprendidas de mi madre. Por ejemplo, mi madre detestaba a los manipuladores, siempre me estaba poniendo en alerta contra ellos. Cuando detecto manipulación en alguien que considero amigo el impacto de este descubrimiento es tan fuerte y me genera una desilusión tan profunda que anula los afectos que antes sentía por esa persona. Bastante drástico, si, pero reconozco un sesgo al principio del diagrama de flujo: ¿Es una persona interesada? si contesto si a esa pregunta el output es "elimínala de tu vida".
¿Es la solución alejarse de las personas tóxicas?
Todos los expertos que leo o que veo sus videos en youtube acerca de narcisismo coinciden Todos son
unánimes: alejarse del manipulador es la única estrategia posible. ¿Cuál es el
precio? Hay un capítulo de Black Mirror en el que se reflexiona sobre las
aplicaciones de crédito social. En China ya están funcionando, y no son
públicas, de hecho, la aplicación más popular es de la empresa Aliexpress.
Estas aplicaciones proporcionan descuentos a aquellos usuarios que sean buenos
pagadores, cívicos, que dejen los bienes utilizados en buen estado, en el lugar
apropiado. Cuanto mejor crédito mejores descuentos. En el capítulo de Black
Mirror se muestra una usuaria de estas aplicaciones la cual se esfuerza con
tesón en ser simpática y agradable para que la gente con la que interactúa le
puntúe positivamente y de esa manera llegar a estar entre el 10% de personas
más populares. Estar en este rango te abre la posibilidad de comprar una casa
en un buen barrio. Cuando le ocurre un percance y baja bastantes puntos en su
calificación comienza su espiral hacia abajo. Acaba siendo recogida por un
camión conducido por una camionera. Esta camionera había estado mejor puntuada
en su día de lo que estuvo ella misma en sus mejores tiempos. Ahora la
camionera estaba entre el 10% de personas con puntuación más baja. Reconocía
que desde que estaba fuera del sistema era mucho más feliz. Sin embargo, los
humanos, como simios sociales, sufrimos cuando estamos fuera de nuestra manada,
de nuestra tribu.
Estos
psicólogos que nos conminan a que nos alejemos del manipulador narcisista
deberían ver la película Mouchette de Robert Bresson. Pasa lo mismo con los
integrantes de las sectas. Cuando están quemados y quieren abandonar la secta,
TODOS, reconocen que la mayor resistencia es la de quedarse solos. El fundador
de la secta Opus Dei le llamaba a ese sentimiento el “rejalgar”. El rejalgar es
una pasta de mercurio, creo, que es muy muy amarga. Este sujeto decía que el
sabor de dejar el Opus era más amargo que el rejalgar. Pero ojo, también de las
sectas se sale. En la página opuslibros.org hay numerosísimos testimonios de
personas que lo lograron, eso sí, con un increíble esfuerzo, la mayor de las
veces en la más estricta soledad y abandono.
Mientras
permanecen dentro de la secta, los adeptos, más o menos van cumpliendo las
reglas. Se mantienen unidos mediante varias estrategias: las más populares es
mantenerlos en alerta frente al diablo que está en el exterior del grupo y
siempre, siempre, está tramando como alejarlos de ese mismo grupo constituido
por iluminados, por seres de luz. Existen otras estrategias, todas ellas
conocidas y estudiadas desde hace décadas, conocidas como técnicas de control
mental.
Por ahora,
las feministas, que copan los departamentos de sociología y en general, de las
ciencias sociales, como supremacistas de género que son, niegan la alienación
parental, que por la cantidad de casos que son ejercidos por mujeres debería
llamarse alienación marental. La alienación marental también utiliza las
técnicas de control mental. Para ellas no existe la manipulación cuando sirve
para su programa supremacista. Recientemente un estudio ha concluido que
aquellas personas que se sienten víctimas son más proclives a ser
manipuladoras. El fin justifica los medios.
Lo mismo
que el machismo en los años setenta del siglo pasado era algo asumido, hoy en
día ocurre lo mismo con algunos postulados que provienen de ese patriarcado,
como que los hijos son de las madres, y, porque les conviene, es sostenido con
uñas y dientes por las feministas. Que en los años setenta se le dijese a una
esposa que tenía que aguantar con resignación el maltrato del marido era una
barbaridad. Lo mismo que cuando en 2021 a un padre que ve solamente, y con
mucho esfuerzo, a sus hijos 15 días en verano y 15 días en navidades, y que el
resto del año prácticamente no se puede comunicar con sus hijos porque no le
contestan las llamadas, se le dice: “son cosas de adolescentes” se está siendo
tan insensible como cuando a las mujeres maltratadas en los años setenta en
España se les decía “es que el pobre está estresado de trabajar”. Hay que tener
discernimiento, capacidad para distinguir lo correcto de lo incorrecto y sobre
todo: NO SER BANAL.
Heiddeger,
el mejor filósofo europeo de su tiempo, nazi, después de la guerra dijo lo
mismo que el gigoló que se había casado con Marujita Díaz: “La noche me
confunde”. Hanna Arendt, discípula, judía y luego amante de Heiddeger, después
de la guerra, acudió diariamente al juicio de un oficial de las SS en Israel.
De la experiencia de escuchar el testimonio de ese hombre escribió un libro
fundamental: “La banalidad del mal”. La conclusión de la filósofa fue que, en
contra de la opinión general, ese hombre no era malo. Solo era un ser banal que
motivado por las prebendas y con la excusa de seguir órdenes fue capaz de
cometer las más terribles atrocidades. “Terribles atrocidades”, la típica dupla
que oculta bajo esas dos palabras las maldades más perversas. ¿Cómo una
filósofa judía fue capaz de quitarle la etiqueta de malvado a ese ser abyecto?
Pues porque se dio cuenta que el sistema nazi, el programa de exterminación
industrial racista, era el responsable de que personas que en principio podrían
ser funcionarios comunes y corrientes, se volvían auténticos monstruos
depravados.
Los
prejuicios sociales están construidos con los mismos mimbres: el diablo es
aquello que amenaza los valores y la integridad del grupo. Mis hijos han
decidido dejar de hablarme porque mi existencia, mis valores, de alguna manera
ponen en tela de juicio la familia en la que, esa mujer que se define como
padre y madre ha creado: la familia que siempre quiso, con sus hermanastros, su
marido escritor… esas cosas. Una familia que niega el papel de padre al
auténtico padre. Una señora que quiere que el padre de sus hijos sea un cajero
ambulante y un buen monitor de tiempo libre. Lo sé porque es algo que nos pasa a
la mayoría de los padres divorciados. Hay madres que no son así, por supuesto.
Sonia, la hermana de mi amigo Jorge, antepuso el papel de padre de su exmarido
a este papel de mujer permanentemente reclamando el dinero que la sociedad le
dice que es suyo, y que la actual legislación corrobora, dado que, incluso a
partir de los 18 años de los hijos, el dinero se les tiene que ingresar a
ellas.
En los
prejuicios sociales, el papá, y sobre todo la mamá, se encargan de alertar y
aplaudir las conductas de rechazo de sus hijos a otros niños que no están
dentro de su grupo. Un grupo gana cohesión siempre y cuando pueda ser
exclusivo, es decir, hacer que la pertenencia al mismo tenga un coste. Cuanto
más elevado sea ese coste más cohesionado. Esta lógica permitió al gran cómico
Groucho Marx crear una obra maestra del humor al decir: “Yo no querría entrar
en un club en el que me aceptasen como socio”. Es la lógica del capitalismo,
una lógica de crear valor en donde, en principio, no debería haberlo. El valor
surge de la escasez, en crear una demanda. Cuando nosotros no te dejamos entrar
hacemos que aquellos hábitos que nosotros practicamos tengan un valor por que
gracias a eso nosotros estamos dentro y tu estás fuera. Una lógica perversa. El
poder de las personas banales.
Que yo sea
un ser de luz hace que tu seas un ser de la oscuridad
La
tendencia actual a ser vegano, animalista etc recuerda a los movimientos
antialcohol de principios del siglo XX. Moralistas, puritanos… siempre los ha
habido. En casi todas las épocas. Savonarolas con sus hogueras de las
vanidades. Hoy en día ser supremacista de género, esto es, feminista es un
“must be” del puritanismo del S XXI. Bueno, su postura transfoba les está
vertiendo un cierto aire rancio que no les favore, pero claro, no se puede
ganar medallas y al mismo tiempo apoyar al movimiento LGTBITJ (El TJ es una
aportación de Vidal Jr y significa “Todos juntos”). Si, si, ya se que el
principal escollo es el de los vientres de alquiler… una batalla perdida,
porque en el juego de los privilegios no hay que olvidar que el tener dinero es
el privilegio por excelencia en nuestra sociedad capitalista y ya se sabe,
habiendo dinero por medio alguna de esas Mujeres con mayúscula, no dudará de
vender a su hijo, quedando la idea sacralizada de la maternidad mancillada por
el vil metal. ¿Podrán seguir siendo víctimas? Han negado que hay mujeres que se
prostituyen por dinero, por que les da la gana
Video de la
prostituta vasca:'Ser prostituta nunca me ha parecido un trabajo duro'
Lo han
negado porque eso desdora la idea de que son víctimas del patriarcado.
Necesitamos ser seres de luz para que los demás seamos el diablo, seres de
oscuridad.
El punto es
reconocer lo que es correcto. La ética. No es correcto vender niños como
tampoco lo es comprarlos. Lo mismo que no es correcto que alguien le ofrezca dinero
a una niña para que se prostituya. Lo que no es correcto es que exista
tantísimas diferencias de dinero entre clases sociales, entre países. No es un
problema de género, es un problema de reparto de la riqueza. Ser seres de luz,
cuestionar todo tipo de privilegios para así no tocar el privilegio más
importante: el dinero es un sistema que excluye al que no lo tiene
La higiene e
ideas erróneas sobre genética dieron lugar a los ideales nacionalsocialistas. Creer
que lo correcto era lo sano, lo ario y lo que no se ajustaba a ese ideal de
limpieza y salud era una degeneración de la raza. Los seres de luz contra los
seres de oscuridad. El fascismo buscó en las vanguardias la razón de ser de un
clasismo y un espacio de medro social para los mediocres, los que únicamente
eran señoritos ociosos y que ser falangistas les dio un lugar en este mundo.
Para entenderlo debemos ver Novecento de Bertolucci. Todos ellos eran seres
apolíneos en contraposición al alzado, al obrero que no quería saber su lugar
en el mundo.