Si volviera a nacer
Si volviera a nacer y pudiera elegir ser otra persona sin duda elegiría ser la madre de mi madre. Para darle todos los besos que le faltaron cuando niña. Le leería todos los cuentos que nunca nadie le leyó. Cuando la arrope por la noche, le diría con todo mi amor cuánto la quiero. Le enseñaría que la vida es bella entre los brazos de quién te quiere. Le compraría una manzana de caramelo. Le cantaría canciones. Jugaríamos en el suelo. La peinaría cada mañana e iría al colegio. No tendría que trabajar tan pequeña. No tendría que llorar tanto. No crecería cosiendo su corazón con tristeza. Y sería una niña feliz.
Si pudiera ser otra persona sería su madre sin dudarlo, le enseñaría que el amor no es dolor y lo maravilloso que es despertar cada mañana a su lado. Porque si la quiero tanto siendo su hija, cómo la querría cuando al nacer la tuviera entre mis brazos. Autor desconocido
Leí este cuento en el muro de mi amiga Kirsten Falcón. Me estremeció. Por varias razones. La más poderosa es el acto de amor que supone dar a un niño los cimientos de protección y cariño necesarios para que construya una vida saludable. Si el autor volviese a nacer ese sería su cometido. No hacerse rico, o haber estudiado algo... no. Lo que haría si volviese a nacer sería darle cuidados maternales a un niño. No a un niño cualquiera. Darle cuidados a su propia madre.
Si a una persona que vuelve a nacer, lo más prioritario y urgente le parece que es darle amor a esa niña que luego será su madre es porque detecta que esas carencias han afectado a su madre profundamente y de manera negativa. Y ¿Cómo quiere arreglar esa falta de amor que detecta en la infancia de su madre y que le ha afectado de esa manera? pues con pequeños detalles de cariño y cuidado: una manzana de caramelo, un cuento, muchos besos. Peinarla todos los días. Parece poco comparado con el propósito de "si volviera a nacer eligiría..." Pero es muchísimo. Cuidar de la infancia es la tarea más importante de los seres humanos.
Otra de las razones que hicieron que este cuento me estremeciera es el bucle que se forma cuando esa persona escoge, no a cualquier niño, sino a su propia madre para cuidarla. Entiende, asimismo, que cuidando a su madre su infancia habría sido más feliz ya que una niña a la que se le cuenta cuentos, se le regala una manzana de caramelo y va limpia y peinada a la calle todos los días es una niña que va a repetir esos hábitos con sus propios hijos. Si tus padres son personas felices y equilibradas ya tienes mucho ganado en la vida.
Querer a las personas implica primero entenderlas. Y el proceso de entender a una persona implica admitir lo impredecible en su vida y valorar cómo esa persona ha reaccionado frente a lo impredecible. Me explico. La ecuación: yo soy bueno contigo tu eres bueno conmigo y con los demás está muy bien. Es algo predecible. Es lo que se espera. El mundo no es bueno ni justo contigo y tu si lo eres... ¿De dónde sale esa bondad? eso es lo impredecible. Aquello que no se espera y que de repente ocurre. Si a un niño no lo han tratado bien, y aún así es capaz de salir adelante... esa es una auténtica peripecia vital, una auténtica proeza.
Ser una maravilla de persona es fácil cuando has sido criado de forma maravillosa. Ser un hijo de puta es fácil cuando no has tenido una infancia con cariño y con protección. Es en aquellas cosas oscuras de las personas felices en donde se encuentran las claves de su vida, lo mismo que en las personas que han crecido sin amor, es en sus pequeños actos de amor en donde se encuentran las claves para entenderlos. Es ahí en donde se produce la batalla de la vida.
Al autor desconocido de este cuento le animaría a no desear volver a nacer para cuidar a una niña que sería su madre, primero porque el tiempo mira hacia adelante (por lo menos hasta que los astrofísicos no nos digan lo contrario), y segundo porque sospecho que anhelando eso se está perdiendo de conocer y entender a una madre que no es perfecta, a no apreciar qué hizo su madre ante situaciones impredecibles. Hay personas que nos han hecho daño y no las podemos amar. Aceptémoslo, por el hecho de que una persona sea nuestra madre no la convierte en un ser de luz. Es algo que tenemos que aceptar. Ahora bien, entender a las personas que han sido importantes en nuestra vida es prioritario porque es parte de la tarea y obligación que tenemos cada uno de nosotros de conocernos a nosotros mismos. Entender es el primer paso para el amor. Si no hacemos ese viaje va a ser difícil querer a esa persona.