lunes, 3 de febrero de 2020

El desencuentro de dos narcisistas

El narcisismo es la manifestación de una sociedad basada en el rendimiento. Muchísimos científicos tienen características narcisistas en alto grado. Conocer el narcisismo es en el siglo XXI una necesidad. En una sociedad represiva como lo fue la de la primera mitad del siglo XX, la manifestación psicológica más habitual fue la neurosis. Había mucha neurosis porque había mucha represión. En nuestra época se nos conmina a rendir, a deslumbrar, a amar lo que hacemos... eso genera que las estrategias narcisistas cada vez tengan más espacio en nuestras vidas. Por eso hay que clasificar las distintas estrategias narcisistas como ha hecho la Dra Ramani Durvasula.
Señales de narcisismo: Cómo detectar al narcisista en la vida cotidiana. Primera parte
 Señales de narcisismo: Cómo detectar al narcisista en la vida cotidiana. Segunda parte

El problema del narcisismo es que más que un trastorno de la personalidad es una estrategia vital para retener a los otros. Lo complicado es que es una estrategia retorcida y emplea, de manera rudimentaria, técnicas de control mental. ¿Son malas personas los narcisistas? Como todo depende. Desde luego hay que comprender la estrategia narcisista comprendiendo su infancia, las expectativas que tuvieron los padres sobre el niño que luego se tornó narcisista. Puede que no sea malo, pero el narcisista hace daño a los demás, bueno, a las personas a las que está reteniendo con una estrategia de manipulación narcisista. Si el narcisista no te hace daño... hasta pueden ser personas muy agradables y graciosas.
 Mis padres fueron unos narcisistas mártires y yo crecí con la sensación de tener que recompensar a mis padres por ello. Desarrollé un narcisismo de tipo dependiente.
Características y tipos de narcisistas, por Antonio de Vicente. En el minuto 3:20-3:48 se describe el tipo de narcisista al que pertenezco. Quizás también, de alguna manera, puede que pertenezca a este grupo

El desencuentro de dos narcisistas
Una expareja muy querida, pero con la cual no fue posible mantener una relación dado que ella era una narcisista clásica y chocábamos constantemente, en su infancia había sido una niña milagro. La hija única de una madre que, en su momento había ya abandonado la esperanza de serlo. Ser un hijo alabado y con muchísimas exigencias por parte de un progenitor es un lugar común en la biografía de los narcisistas. Quizás ella, ni yo, fuesemos unos narcisistas hardcore. Tratábamos de no serlo, pero, en los momentos de crisis entonces el narcisista sale de las oscuridades de nuestro inconsciente para tomar el control.
El desencuentro del Amazonas con el Río Negro en Manaos
 
Ella escribió esto en su blog. A veces las personas hablan y no les prestamos atención. Ahora puedo entender que me querías decir:

Escrita el 22 de julio de 2016. La narcisista clásica le escribe al narcisista dependiente. Finalmente en junio de 2019 me dejó, aunque como ya había escrito en 2016, era yo quien la había dejado previamente.


Te libero de mí.
De mis ganas de hacerte feliz,
De mi poca capacidad para entenderte, para quererte.
Te libero de mi amor, que no te basta, que nunca ha sido suficiente.
Te dejo, aunque seas tú quien me haya dejado.
Te dejo por eso miles de hombres imaginarios que se mueren por mí,
Te libero de la nostalgia compartida
De los sueños no compartidos.
Te libero de la obligación que sientes de hacerme madre, que tanto te pesa.
Te libero, de mi poca capacidad de orientación,
De los kilómetros recorridos sin destino.
Me libero de ti, también.
De tu tristeza infinita, de despertar sola aunque estés en la misma cama.
Te dejo con tu vida, que no es la mía
Y a la que nunca fui invitada.
Me quedo con lo aprendido, con lo querido juntos.
Con el saber que soy multiorgásmica.
Me quedo con tu sonrisa de actor de cine y con las películas en blanco y negro.
Me quedo con el Gato Pardo y con la chica de lo que el viento se llevó
Que es tan parecida a mí.
Te libero de mis caprichos, de mi sonrisa a medias, de mis malos días.
Te libero del darme vueltas por casa, de mí no saber, de mi no decidir.
Te libero de mi no saber montar en bici, de mis idas a misa, de tener miedo a los fantasmas. Te libero del poco encuentro que hemos tenido.
Te libero de mi poca planeación, de mi desorden, del gato que te lame y del gato suicida.
Me libero de ti, de buscarte y no encontrarte, de amarte y no amarme.
Déjame envejecer con los hombres que me gustan y que no son tú.
Pero ya déjame, que ya no quiero tenerme pena y ya no quiero quererte, ni bailarte, ni dormir en tu cama, ni estar enamorada de ti.
Que seas feliz, con tus montañas y con tus silencios, con tu gente que no es la mía. Con tu vida que no es la mía.
Déjame con mi pena de 28 años, con el Cusco, con las hojas de coca, con el páramo, déjame con mis caprichos, con mi pantalón roto, con mis medias dispares. Déjame con el tabaco y mi ansiedad.
Déjame y no me vuelvas a buscar.
Déjame y no vuelvas o vuelve si de verdad me vas a amar, como te dije un día solo quiero que me quieras bien, si no puedes no vuelvas, no me busques y déjame.

Este texto habla de la incomodidad de la narcisista clásica frente a los límites y de la característica del narcisista dependiente que nunca está satisfecho con el desempeño de su pareja y que resulta asfixiante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario